…la crónica, que es la novela de la história…
José Martí, «Fragmento de la carta a Vicente G. Quesada», Nueva York, enero 7 de 1893, Obras Completas, tomo 20, página 492.
Aquí pretendemos ir agrupando, aleatoriamente, las noticias, sucesos, crónicas y menciones de Regla y su gente que vamos hallando en el escarbar e indagar su historia con la pretención que estas capsulas sirvan de un complemento necesario de nuestra publicación de Regla en el Tiempo. Solo en algunos casos nos atrevemos a añadir nuestros comentarios.
Esperemos que disfruten tanto como nosotros estos fragmentos colectados de viejas publicaciones…
Prohibición de la Procesión de la Virgen de ReglaLas fiestas de iglesias y las procesiones religiosas eran diversiones públicas que duraban dos y tres días, con fuegos artificiales, bailes, juegos y engalanamiento y alumbrado de las casas y calles del barrio; terminaban con la procesión en que era llevado el santo o santa que motivaba la fiesta, como correspondía al culto externo y sensualista de Roma que trajeran de España los colonizadores. Y aunque hubo aquí un obispo Espada , que llega a prohibir las fiestas de la «Virgen de Regla», por haber degenerado en escándalo público, ningún otro prelado se ocupa en moderar o someter a determinadas reglas esta clase de fiestas.
La casa de baños y escuela de natación de Regla
Como en 1841 estábamos muy lejos de las comodidades higiénicas actuales, existían numerosos establecimientos dedicados especialmente a brindar al público baños, tanto medicinales como de aseo. He aquí los principales:
- Casa de baños en Lamparilla No 4.—Diario de La Habana, 3 de enero, pág. 3.
- Casa de baños llamada del Recreo, Calzada de San Lázaro.—Diario de La Habana, 3 de abril, pág. 4.
- Casa de baños en Aguiar No 20.—Diario de La Habana, 1o de abril, pág. 4.
- Casa de baños en San Ignacio No 109, frente al correo, Plaza de la Catedral.—Diario de La Habana, 16 de agosto, pág. 4.
- Casa de baños en Tejadillo No 9 entre Cuba y Aguiar.—Diario de La Habana, 5 de diciembre, pág. 3.
Mención especial merecen los baños de mar y escuela de natación de Regla, de los que dice el Diario de La Habana, 26 de julio, página 4:
Desde el 11 de julio se abrió la gran casa de baños situada en Regla al lado del muelle de los vapores. El de señoras tiene 18 varas de largo, con la profundidad necesaria para que se puedan bañar sin riesgo. En esta sala se hallan cuartos independientes para desnudarse o vestirse, y los pisos son de tablas. Las señoras no necesitan de carruajes, pues desde el mismo muelle de los vapores pasan al baño. El de los hombres ofrece a los aficionados una diversión casi desconocida en la Habana; en 20 pies de profundidad y 28 varas de largo pueden perfeccionarse en el arte de nadar, tan útil para la salud como necesario para precaver peligros y dar lecciones a los que deseen tomarlas.
Precio: público de señoras y hombres, medio real; baño reservado, por persona 2 reales; lecciones de natación, cada una 2 reales; sábanas, 1 real; calzoncillos, medio real.
Las primeras duchas instaladas en Regla
…En nuestro pueblo -Regla- fue introducida por Eduardo Gómez Díaz (1872-1909) (propietario del café La Marina, situado en Martí números 2 y 4) quien instaló tres duchas, para que fueran utilizadas por los trabajadores de los trenes o almacenes de carbón de Morales y Coello, Aponte y Rojo, cobrando semanalmente «una peseta» por la utilización de esas duchas…
En la Plaza Mayor de Toros de Regla
Se anuncia para el domingo 13 de junio una gran corrida extraordinaria y única; se ofrecen a los aficionados José Ortega e Ignacio Ezpeleta; se lidiarán 5 famosos toros que picará Diego María «Butifarra»; asistirán como espadas, aunque sin ejercicio por tratarse de una función de capa, Bartolomé Ygoza e Ignacio Ezpeleta. La venta de las localidades en el café «Las Rejas Verdes», calle de la Obrapía y en el despacho de Regla. -Diario de La Habana, 12 junio, página 4.
De la Escuela Naútica de Regla
Escuela Náutica, establecida en el pueblo de Regla, por Reales Ordenes de 1812 y 1826, bajo la dirección e inspección de la Real Junta de Fomento, cuyos delegados eran, en 1841 D. Juan Martínez Picabia y D. Salvador Sama. Su maestro principal era Antonio Rodríguez Pardo. En esta institución funcionaba una escuela de primeras letras para los alumnos, y otra igual, para sesenta niñas pobres de la localidad, ambas bajo la dirección de D. Juan de Coca y Quintana. Datos tomados de la Guía de Forasteros, 1841, página 253. En Noticioso y Lucero, 2 de enero, página 3, anunciaba el director de la institución que se habían fijado los días 7 de enero y 1o de junio para la admisión de alumnos. También se informaba que era maestro de la clase de escritura el joven José Alonso Delgado.
Para el sostenimiento de esta institución se había señalado un impuesto de 2 reales. por cada bocoy de miel que se exportase. Según el Yndustrial y Lucero de 18 de enero, página 3, se habían celebrado exámenes en esta escuela, a los que asistió José de la Luz y Caballero, en los días 20, 21 y 22 de diciembre del año anterior.
Impresiones de un viajero en 1833Regla es el «Blackwall» [sitio vergonzoso] de la Habana, situada en una ribera baja y cenagosa y habitada por piratas, negreros y toda clase de vagabundos.
Tomamos asiento en una volanta para ir a Guanabacoa, lugar de veraneo de la aristocracia habanera. La volanta es uno de los vehículos más peculiares que he visto jamás: la caja es como la de un cabriolé y está suspendido en bandas de cuero. El carruaje está provisto de dos ruedas tan altas como la capota, situadas a los extremos de unas varas, mientras que el caballo va colocado al otro extremo, a cierta distancia de la caja que se balancea entre ambas extremidades. En la volanta de la ciudad, el postillón negro va montado en un caballo entre las varas, pero en la que montamos, iba sobre otro caballo uncido al pescante. Nuestro calesero era un personaje pintoresco: llevaba un sombrero de paja de una yarda de altura, una chaqueta azul guarnecida con encaje dorado y grandes botas con fuertes espuelas de plata. Una cortina azul nos protegía del resplandor. Atravesamos Regla a gran velocidad, y pronto nos dimos cuenta del propósito de las altas ruedas del vehículo. En algunos sitios las lluvias habían labrado profundas zanjas; en otros encontrábamos grandes piedras a nuestro paso. Descendimos y ascendimos por estos obstáculos sin peligro gracias a nuestras ruedas peculiares; y aún en las calles de Regla, en las que un coche inglés no habría podido avanzar diez yardas sin volcarse, saltamos sobre los surcos y nos hundimos en el fango hasta el eje con absoluta impunidad.
El campo alrededor de la Habana estuvo hace tiempo cubierto por ingenios y plantaciones; pero al agotarse la tierra se procedió a buscar la tierra virgen del interior para el cultivo de la caña de azúcar y el café.
Las dimensiones del pueblo en 1858
Hemos encontrado múltiples referencias en diferentes sitios web a un plano de Regla datado en 1858 en que se especifican las dimensiones del poblado, pero nos ha sido imposible hayar el mentado plano en la web, acá les dejamos, como ilustración, uno fechado en 1892 patrimonio del Museo de Regla, que fue copiado y adaptado por Ismael León en 2016.
En el plano de 1858 se dice que la mayor longitud del pueblo [Este-Oeste] era de 900 varas [aproximadamente 765m] y la mayor latitud [Norte-Sur, o más simple: a los largo de la calle Real, hoy Martí] de 1756 varas [aproximadamente un kilómetro y medio]. La superficie plana era de 1352 varas.
Con respecto a esta referencia a «la superficie plana» {poco más de un kilómetro], imaginamos, y solo imaginamos pues es imposible definirlo, que se refiere a la distancia sin elevaciones (lomas) y no al área que ocupaba el poblado en ese momento, pues para referirse a su área tendría que ser a varas cuadradas y no simplemente a varas.
Guaicanamar, Dirección Municipal de Cultura, Nuestra historia
El primer médico
En la «Guía del forastero», del año 1791, se recoje que entre los facultativos médicos en ejercicio en «el interior de la Isla» se encuentra José Aniceto Gabrado, quien ejerce como tal en Regla; y en la cercana Guanabacoa lo hace el Bachiller Bernardo de la Madrid.
Historia de la medicina en Cuba, segunda mitad del siglo XVIII [PDF]
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