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lunes, 11 de enero de 2021

Los Almacenes de Santa Catalina


Es en 1843 que el empresario andaluz Don Eduardo Fesser Kirchmeyer[http://uparegla.com/el-ultramarino-pueblo-de-regla/quien-es-quien-en-regla/], a través de una Sociedad Anónima de hacendados y comerciantes, pone en explotación los Almacenes de Regla[http://uparegla.com/el-ultramarino-pueblo-de-regla/los-almacenes-de-regla/] para recibir directamente las cargas del tráfico de cabotaje, suprimiendo los traslados de la mercancía en carretones y el almacenamiento dentro de la ciudad amurallada, maniobrando luego con la especulación de los productos depositados sin tener que trasladarlos, conociendo de antemano el mercado y sus precios de venta.

Ante el éxito comercial de estos primeros almacenes de depósito en el puerto habanero es que una década después se crean los Almacenes de San José, seguido en el tiempo por el Almacén de Hacendados, en 1855, y dos años más tarde los de Atarés, Marimelena y Santa Catalina, estos dos últimos ubicados en los bajos de Regla.

El muelle y Almacenes de Marimelena[http://uparegla.com/el-ultramarino-pueblo-de-regla/los-almacenes-de-marimelena/] se ubicaban al Este de Regla, a medio camino entre el poblado y la Clínica Sanitaria del Dr. Belot[http://uparegla.com/el-ultramarino-pueblo-de-regla/el-dr-belot-de-regla-y-su-quinta-sanitaria/], contando este depósito de dos naves que se dedican fundamentalmente al almacenamiento de productos inflamables como el aguardiente.

Para los Almacenes de Santa Catalina. el 11 de marzo de 1857. es entregada al notario Don Gabriel Ramírez la escritura de constitución de la Compañía Anónima con un capital social de $ 615 mil pesos, divididos en acciones de mil pesos cada una; la que es aprobada seis meses después, el 17 de septiembre de 1857, por el Gobierno Superior Civil quedando constituida como tal en su siguiente junta directiva, el 25 de enero de 1858, con la denominación de “Banco y Almacenes de Santa Catalina” y que tendría domicilio legal en la calle Mercaderes #22 en La Habana (Vieja).

En la web de la Biblioteca Nacional de España[https://bdh.bne.es/], hayamos y consultamos los Estatutos y Reglamento de la Compañía Anónima Almacenes de Santa Catalina[https://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh000079692], publicadas por la Imprenta habanera “La Antilla”, en 1864.

De los Estatutos y Reglamentos de la compañía tomamos algunos de sus artículos significativos que reflejan:

Artículo 2º. El objeto de esta sociedad es edificar almacenes para el uso del público en 21 solares de a mil ochocientas varas cuadradas cada uno, en el punto llamado Bajo de Regla, Puerto de la Habana y muelles a que deban atracar buques para la carga y descarga de los frutos y efectos de importación.

Artículo 3º. Se recibirá a depósito frutos, efectos y valores de toda especie así de importación como de exportación, incluso metales preciosos en barras o acuñados.

Hasta ahora hablamos de almacenes de depósito, entonces porque se antepone al nombre el título de «Banco», pues siguiendo el modelo que estableciera Don Eduardo Fesser para los Almacenes de Regla, estas sociedades anónimas realizan prestamos a los productores con bajos intereses, eliminando la usura de los comerciantes azucareros, además facilitaban fondos y hacían negociaciones de todas clases y especies que le propusieran, con las garantías necesarias, al juicio del administrador Don Domingo Bueno y el director Don Francisco González de Osma y la Junta Directiva.

Los Almacenes de Santa Catalina se construyeron en la Punta Camaco (hoy punta Santa Catalina y donde se encuentra el Paradero de ómnibus Regla, la Empresa de Obras Marítimas y otras dependencias de Geocuba), en terrenos que pertenecían a la iglesia y que con anterioridad ocupara el primer cementerio de Regla y que luego sería utilizado como carenero; en este solar se depositaron a través de los años numerosos restos de embarcaciones grandes y pequeñas.

Esta ubicación elegida para el emplazamiento del almacén tenía ya la ventaja de contar con la proximidad del ferrocarril “La Prueba” que llegaba con sus vías hasta el frente de la Iglesia y enlazaba el puerto con Guanabacoa y La Jata; además de al estar en un promontorio, entre las ensenadas de Marimelena y Guasabacoa, permitía tener muelles para la carga y descarga de los buques por sus tres lados que daban al mar.

De todos los almacenes construidos en esta época en el puerto habanero este fue el más renombrado, pues sus promotores compraron toda la estructura metálica al norteamericano Mr. James Bogardus quien la diseñó y prefabricó en su propia industria en Nueva York y esta sería, en su momento, una de las edificaciones de estructura metálica prefabricada de mayor capacidad en el mundo. En sus almacenes podían albergarse 2 mil cajas de azúcar de 18 mil millones de arrobas de peso incluido el envase.

La planta de la nave levantada y puesta en explotación, el 30 de mayo de 1860, era de dos niveles; con 183 metros de largo por 50 metros de ancho y 15 de altura. El primer director de la junta de los almacenes, Don Julio Durege sirvió como representante de Mr. Bogardus en La Habana para patentizar y promover su método de casas de hierro prefabricadas.

Ante el auge de la Guerra de Independencia, el 12 de noviembre de 1896, el mando español dispone la apertura en estos almacenes de una clínica de convalecientes, con 500 camas, anexa al Hospital Militar establecido en los Almacenes de Regla.


FOTO: Mapa de los Hospitales Militares de La Habana, 1895-98

Mapa de los Hospitales Militares de La Habana, 1895-98

FOTO: Recorrido del ciclón de octubre de 1906

Recorrido del ciclón que afectara a La Habana en octubre de 1906

FOTO: La goleta Elvira lanzada por el ciclón contra el muro del malecón

La goleta Elvira lanzada por el ciclón contra el malecón


Los Almacenes de Santa Catalina estuvieron en explotación hasta octubre de 1906 en que un huracán barrió con su estructura arrojándola en las aguas de la bahía, este ciclón de categoría 3 (vientos de 195 km/h y presión de 953 hPa) tocó tierra en Cuba el 17 de octubre en la noche y ya la siguiente noche azotaba el centro de Miami. En la isla al menos 29 personas murieron y los cultivos de tabaco del país se arruinaron.

En este temporal al hundirse un carguero español abarrotado de jamones en la bahía y que luego flotaran en sus aguas fue conocido por los habaneros como el «Ciclón de los jamones»

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Calle Martí, Regla

Limitado entre las aguas de la rada habanera surge el poblado de Regla, atado por siempre a la adoración de su Virgen. Fue tradicionalmente habitado por marinos, pescadores, obreros portuarios, y pequeños comerciantes; lugar donde todos sus pobladores son familia o se conocen, pueblo rebelde lleno de tradiciones religiosas y luchas obreras. Rasgos estos que lo hacen único dentro de la geografía de la ciudad.
Como todo, tuvo mejores tiempos, albergó pequeñas y grandes industrias que trajeron prosperidad y desarrollo, hoy languidece social y económicamente, pero no el orgullo reglano por su terruño y tradición, y del empeño por su expansión moviendo montañas e intentando de poner un ladrillo en su progreso trata este blog.

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