Tranvía, de la ruta 29, frente al Casino Español de Regla, La Habana |
Siempre me llamó la atención en la parte baja de la calle Martí esos postes metálicos que creando un pórtico o puente atravesaban la calle; aunque soportan los cables del tendido eléctrico y las farolas del alumbrado público en solo uno de sus laterales. Recientemente curioseando un poco encontré que estos formaban parte del sistema eléctrico del servicio de tranvías del poblado y recordé que en la calle Máximo Gómez, llegando a Facciolo, aún se pueden apreciar los rieles. Ahora sí me picó el bichito…
Encontré que los orígenes del servicio de tranvías en Regla hay que buscarlo en el propio origen del ferrocarril; así es que por ahí comencé.
La necesidad de traer el carbón de piedra de la mina «La Prosperidad», desde Guanabacoa al puerto para su uso en los modernos barcos de vapor, es lo que hace que la Empresa «La Prosperidad» en la persona de Don Manuel Pastor, Conde de Bagaez, solicite en el año 1840 la autorización para la construcción del requerido ferrocarril, pero como los trámites y autorizaciones eran tan ágiles como ahora, no es hasta 1842 que la «Empresa de Vapores de la Bahía» puede iniciar la construcción del ferrocarril que concluiría un año más tarde.
Cuentan que fue tan tarde como que casi ya se había agotado la mina de carbón, pero siendo en estos momentos Guanabacoa un asentamiento urbano de cierta importancia (y cabecera municipal) es que se decide su empleo en la transportación de pasajeros prolongándose sus vías hasta la localidad de La Jata. En su nuevo trazado las vías pasan junto a la feria del «Circo La Prueba» de donde tomará el nombre el recién estrenado ferrocarril.
En un inicio los rieles eran de madera y el tren tirado por animales de carga, solo en el año 1848 se obtiene tal desarrollo y necesidad, que se sustituyen estos rieles por hierro y las mulas de tiro por pequeñas locomotoras de vapor.
Transcurren diez años más y un ferrocarril de vapor procedente de Matanzas empalma con las líneas existentes al Sur de Guanabacoa y es entonces que la «Primera Empresa de Vapores de la Bahía», sucesora de la «Empresa de Vapores de la Bahía»; prolonga sus líneas, con locomotoras de vapor, hasta la estación central y a los Almacenes de Regla (Almacenes de Fesser o del Quinto), éstas son las líneas que hoy podemos ver al Oeste de Regla, en Patilarga, y que separan la zona urbana de las instalaciones del puerto.
Es un hecho destacado y olvidado en la historia local que en el transcurso de la Guerra del 95, el joven coronel del Ejército Libertador Nestor Aranguren asaltó y descarriló el tren de pasajeros de Regla a Guanabacoa en una demostración de que La Habana no se mantenía en paz, como afirmaba el gobierno español, pero sobre eso ya les conté en el artículo sobre la calle Aranguren.
El desenlace de la Guerra del 95 todos lo conocen: llega la ocupación norteamericana y en su primer mes (enero de 1899), la «Compañía Eléctrica Cubana», de Nueva Jersey, EE.UU., compró toda la infraestructura y los servicios de la «Primera Empresa de Vapores de la Bahía». Esta compañía electrificó el ferrocarril de Regla a Guanabacoa con el sistema de dos polos por exigencias del gobernador militar de ocupación, quien había visto este sistema en Cayo Hueso, Florida.
El 9 de marzo de 1900 se inaugura la línea del primer ferrocarril eléctrico de Cuba: «Regla – Guanabacoa», aunque… ¿No sería más propio decir «Guanabacoa – Regla»? Pues el grueso de la infraestructura se localizaba en esa localidad. Lamentablemente no pude encontrar cuando comienzan a transportar pasajeros y donde se adquirieron los coches, pero ahí está el tranvía en Regla.
En 1907 la «Compañía Eléctrica Cubana» vende sus activos a la empresa en plena expansión de la «Havana Central Railroad»; que acabá de construir líneas interurbanas a Güines y Guanajay y que ampliará, en 1909, un nuevo ramal de Corral Falso a La Jata; y en 1910 electrificó la línea desde el Sur de Guanabacoa a los Almacenes de Regla. Es esta compañía la que construirá la edificación que hoy conocemos como «El Emboque de Regla».
Mirando antiguos mapas encontramos que hasta los muy importantes Almacenes de Regla, y a través de la línea que hoy se conserva en la calle 27 de Noviembre, llegó un ramal del «Tren de Hershey» en 1916; cuando construyera, la «Corporación Hershey de Pensilvania», su red ferroviaria de 135 kilómetros.
Dentro de la red de tranvías de La Habana el tranvía de Regla – Guanabacoa, siendo el primero, quedó relegado en su inversión, mantenimiento, explotación e importancia, además de limitado al no poder subir sus tarifas por ordenes gubernamentales: obtuvo más fuerza entonces un moderno transporte de pasajeros por ómnibus, utilizando las rutas que existían en Regla con coches tirados por mulos desde 1834. La modernización y desarrollo de estos ómnibus llevó al cierre de los servicios del tranvía en Regla el 15 de junio de 1931, veintiún años antes de que dejaran de circular los tranvías en La Habana.
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