Todos los cubanos, al menos de mi generación, pasamos alguna vez por el trabajo voluntario en la «Micro» donde construíamos edificios más o menos típicos y más o menos prefabricados de 5 plantas con los que se pobló Alamar, Guiteras, Chibás, San Agustín y en general todos los barrios de La Habana.
En estos, con una modulación e intercolumnios de 6 metros, lo aceptado era el empleo de cimentaciones aisladas, lo que en el habla popular se refiere a la construcción de «dados»
Gran número de compatriotas se formaron allí como maestros de obra, albañiles, enchapadores, plomeros, electricistas… Hoy cada cubano, además de director de su equipo de pelota, es «maestro de obras»
Es por esto que creemos que cada construcción, remodelación o ampliación lleva dados y columnas (cimientos aislados) y no hay nada más alejado de la realidad:
El tipo y profundidad de la cimentación depende (y dependerá siempre) del «terreno» sobre el que se asienta la obra.
Ahora sí ya se decidió a hacer los «dados», nadie podrá decirle a priori que profundidad deberá alcanzar, el cimiento debe apoyarse sobre el estrato resistente, o sea, escave hasta alcanzar el «firme», y tenga en cuenta que este «firme» podrá estar a diferente profundidad para cada cimiento.
Añado este dato para que le sirva solo de referencia, pues como ya aclaré dependerá del tipo terreno y la profundida a que se encuentre el estrato resistente, es común «de inicio», para el cálculo de materiales y presupuestos, considerar que la cimentación tendrá una profundidad equivalente a 1/5 (un quinto) de la altura máxima de la edificación (profundidad del cimiento igual a la altura máxima del edificio dividida entre cinco) y vuelta a aclarar que es solo una referencia… Solo el terreno dirá
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