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viernes, 17 de julio de 2020

Los «Don Recio» y el origen de Regla


Tocó en suerte a «Don Pedro Recio de Oquendo» donar el pedacito de tierra para la ermita que diera origen al pueblo de Regla, pero ¿Quién era este Don Pedro?

Se cuenta que Antón Recio Castaño, natural de Castilla y tronco de las familias de abolengo habaneras, camagüeyanas y españolas, además de sobresalir en la defensa, contra los corsarios y piratas, de la joven villa de La Habana fue uno de los 36 sobrevivientes del ataque de Jacques de Sores el 15 de octubre de 1555, donde la villa queda arrasada; de esto no enteramos porque se lo cuenta al Rey el Escribano Público y del Cabildo capitán Francisco Pérez Borroto. Fue tal el estado en que quedara la villa que obliga a la construcción de una nueva, esta vez fortificada.

Este Don Antón fue Procurador General en 1556, y un par de años después es electo como Depositario y Regidor. Cuando muere el valiente defensor de la villa Don Juan de Lobera, en 1569, obtiene el oficio que este desempeñaba: Regidor Perpetuo del Ayuntamiento y este mismo año fue nombrado Regidor Tesorero de Cruzada y además obtiene, por real título, el cargo de Depositario General a perpetuidad o sea para toda su vida.

De lo que hiciera antes Don Antón nunca podremos enterarnos, pues los libros de actas precedentes del Ayuntamiento fueron destruidos por los piratas en saqueos anteriores. Llama la atención lo profuso y rimbombante de los cargos, al parecer Don Antón a parte de tener cierta cultura (saber leer y escribir) era un tipo muy hábil en sus relaciones.

A Don Antón le toco en suerte la encomienda al noreste de la villa, y aunque en un inicio era más importantes la cantidad de aborígenes que incluía que la cantidad de tierra y esta encomienda comprendía los asentamientos aborígenes de Guaicanamar y Guanabacoa, pero para la época a que nos referimos ya los aborígenes están casi extintos y por una ley de 1542, que tardó muchísimo en aplicarse en la isla, ya Guanabacoa es pueblo de indios y los aborígenes son vasallos y no esclavos.

Resulta ser que Don Antón tuvo un par de hijos con Cacanga que era hija del cacique indio de Guanabacoa a los que llamaron Juan y María, dice él que «siendo soltero y de mujer soltera», pero como buen castizo se casó con Doña Catalina Hernández que no le dio descendencia, así que preocupado por su legado solicitó y obtuvo la legitimación de Juan por «real provisión» en noviembre de 1567, ahora ya tenía heredero.

En julio de 1570 Don Antón y Doña Catalina ante el Escribano Francisco Pérez Borroto, él mismo que en 1555 informara al Rey, vinculan y fundan el primer mayorazgo de Cuba a favor del ya hijo reconocido Don Juan Recio, mayorazgo del que obtuvo luego su aprobación por «real cédula» en noviembre del propio año (rápido ¿no?) con la condición indispensable para disfrutarlo el anteponer el apellido Recio ante cualquier otro; este requisito además daba prioridad a los hombres de la familia, sobre sus hermanas, por la conservación del apellido.

¿Qué es un mayorazgo y cuál es su importancia? Pues un mayorazgo es una institución del derecho civil que permite transmitir por herencia al hijo mayor la propiedad de los bienes de la familia y tenía como fin evitar la disgregación de las fortunas.

Así las cosas fallece Don Antón Recio en febrero de 1575, siendo entonces Don Juan Recio el primer poseedor del mayorazgo de su casa, fundado por su padre, y como persona importante en La Habana fue en 1578 Tenedor de Bienes de Difuntos y Regidor perpetuo del Ayuntamiento y en 1585 Depositario general.

Es Don Juan quien, entre los años 1596 y 1598, funda el ingenio «San Pedro de Guaicanamar» buscando el centro de sus tierras cultivadas, en la profundidad de la Ensenada de Mariamelena, siendo este ingenio el primero que moviera sus trapiches con bueyes; especificamos sus tierras cultivadas pues sus hatos de ganado vacuno llegaban a Guanabacoa donde los indios se quejaban, al gobernador de la Isla, por las molestias que provocaban.

Don Juan Recio se casó un par de veces, siempre con damas muy ilustres e importantes, teniendo en el primer matrimonio dos hijas y un hijo también llamado Antón que sería su heredero.

Este Don Antón de apellidos Recio y Avellaneda, apodado «El mozo», fue el segundo poseedor del mayorazgo de su casa y además en La Habana: Depositario general, Regidor del Ayuntamiento y Alcalde de la Santa Hermandad. Se casó con Doña María del Corral y por falta de un hijo varón lo sucedió su hija mayor.

Doña María Recio y del Corral fue la tercera poseedora del mayorazgo de su casa y como las mujeres no pueden desempeñar cargos públicos se casó con el Contador Pedro Redongo Villegas y Palermina, Alcalde ordinario de La Habana y a la falta momentánea de Alférez Mayor en el Ayuntamiento, fue encargado por el cabildo, para jurar como Rey de España a Felipe IV, para lo cual alzó el pendón en una gran ceremonia celebrada en La Habana en 1621. Sin varones nuevamente le sucede su hija mayor.

Doña Juana Recio y Villegas, note el cambio del orden de los apellidos que exigía la continuidad del mayorazgo, se casó con el capitán Martín Salcedo de Oquendo y Jáuregui, Receptor de Penas y de Cámara y Alcalde ordinario de La Habana. A Doña Juana le sucedió su hijo mayor y al fin llegamos.

Don Pedro Recio de Oquendo, que nuevamente invirtiera sus apellidos, fue el quinto poseedor del mayorazgo de su casa y Alguacil Mayor del Ayuntamiento de La Habana, cuyo cargo heredó, en 1648, de su abuelo político. Este fue el señor que cediera dos cuadras en la punta de tierra de Camaco para construir la ermita a la Virgen de la Regla.

Como podrán ver por ningún lado hasta el momento a aparecido el título de «Marqués de la Real Proclamación«, título nobiliario que obtendría el séptimo poseedor del mayorazgo de su casa Don Gonzalo Recio de Oquendo y Hoces por «real despacho» el 13 de diciembre de 1763, siendo este el sobrino nieto de Don Pedro,

O sea, Don Pedro Recio de Oquendo nunca fue Marqués como se afirma en la Wikipedia, EcueRed y otros documentos, a menos que consideremos que el título nobiliario tuviera carácter retroactivo y su cargo en el Ayuntamiento de La Habana lo obtuvo por herencia del abuelo de su mujer Doña María Velázquez de Cuéllar Herrera. Ahora de lo que no hay duda es que por su linaje corría sangre del cacique indio de Guanabacoa.

Como curiosidad diremos que de Don Juan Recio y su origen mestizo se deriva gran parte de la nobleza criolla habanera y camagüeyana, donde se encuentran multitud de Caballeros de las Órdenes Militares de Alcántara, Calatrava, Santiago y Montesa, además de marqueses y condes, que en algún momento juraron ante el Rey la pureza de su sangre y ascendencia.

Sobre la fecha, el documento de cesión de la tierra y otros datos de la fundación de Regla se ha escrito mucho y no consideramos necesaria la reiteración.

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¿De qué vamos?

Calle Martí, Regla

Limitado entre las aguas de la rada habanera surge el poblado de Regla, atado por siempre a la adoración de su Virgen. Fue tradicionalmente habitado por marinos, pescadores, obreros portuarios, y pequeños comerciantes; lugar donde todos sus pobladores son familia o se conocen, pueblo rebelde lleno de tradiciones religiosas y luchas obreras. Rasgos estos que lo hacen único dentro de la geografía de la ciudad.
Como todo, tuvo mejores tiempos, albergó pequeñas y grandes industrias que trajeron prosperidad y desarrollo, hoy languidece social y económicamente, pero no el orgullo reglano por su terruño y tradición, y del empeño por su expansión moviendo montañas e intentando de poner un ladrillo en su progreso trata este blog.

¡El que empuja...!

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La construcción de un campo de golf insertaría a Regla en el «Circuito Turístico» de la ciudad, trayendo desarrollo y prosperidad, con nuevos empleos mejor remunerados y mejores oportunidades de negocios...

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